Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 19 de noviembre de 2008

LA INHIBICIÓN DEL AVESTRUZ

El inhibido y su proverbial sonrisa. Las plumas no salieron en la foto.

El que don Baltasar Garzón esquive el cuerpo tras proclamarse rey de la milonga no es algo nuevo. Los ataques de su ex amigo, el Fiscal de la Audiencia y el silencio gubernamental (típico en la estrategia zapateril tirando la piedra y escondiendo la mano) no presagiaban una celebración. Señalamos, no obstante, que el perseguidor tenaz de Pinochet, los terroristas de ETA y los asesinos de la Triple A o el narcotráfico no arriesgaba en tales apartados lo que arriesgó en éste.
Al fin, nuestro Juez Justiciero metió la cabeza en el hoyo, como el avestruz. Lo había hecho en épocas de Felipe González, tras señalarle elípticamente como señor X de los GAL para luego reverenciarle en espera de algún importante cargo oficial; quizá en el área de Justicia o algún otro que le permitiera lucirse. Entonces la breva no cayó. Ahora tampoco y, nuestro paladín de las leyes, enriquecido por derecho propio en carne y espíritu, ha resuelto pasar página, no sin antes de recomendar a los que creyeron en su emprendimiento e intentan llevarlo a cabo, que persistan. Se lo agradecemos sin eximirlo de la penosa finta.
Por cierto, nadie es perfecto y menos si la vanidad echa mano del irrefrenable deseo de destacar por sobre vidas, haciendas y restos humanos de fosas sin nombre. Esta lacra que cargamos enancada en nuestros complejos de inferioridad son el espejismo más peligroso que los seres humanos concebimos sobre nosotros mismos. La vanidad acompaña el ilusionismo hasta que el miedo a una realidad desbordante lo desvanece...
Bien. Yo no me desdigo en mi previo post sobre las buenas cualidades de este magistrado y su afán de verdades sujetas a la ley. Pero soy consciente de que la sociedad española no fabrica héroes de largo aliento en terrenos pantanosos.

Garzón lo ratifica una vez más, aunque hombres con el valor y arrojo de don Jesús Neira o los compatriotas asesinados en Afganistán se empeñen en navegar contra la corriente...

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