Fueron Dilma y Lula quienes cavaron su fosa en este año y monedas de
gobierno conciliador con la gran burguesía, adoptando medidas
neoliberales de recortes constantes. En consecuencia, Cunha, Temer y cía
llegan con las horcas, navajas y tijeras para completar el funeral de
las clases populares. En España, fue el PSOE quien despejó el escenario a
Rajoy y el PP en el 2011, repitiendo ahora mismo la jugada. En
Argentina, Fernández y su frente peronista procedieron igual, promoviendo
al neoliberal Scioli para que aterrizara Macri. Lo de Brasil es una
gran estafa política, que levantará resistencias a mediano plazo. Por
ahora, la extrema derecha más corrompida del Continente, en su país más
poblado, triunfó, volviendo a las gravosas relaciones carnales con
Washington y el capitalismo salvaje. Admitirlo no significa aceptarlo.
América Latina dista de ser la aburguesada Europa. Aquí, la miseria
cunde. Los reflujos de la Historia siempre han sido contestados por
pueblos indómitos que sembraron leyenda, derrotando a sus oligarquías
más voraces.La guerra de clases pude amainar en apariencia, pero jamás
se detiene.
lunes, 18 de abril de 2016
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