Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

jueves, 13 de diciembre de 2007

BROMAS MACABRAS; DELIBERADAS CONFUSIONES

La broma es que a Felipe González se le considere un sabio.

Su candidatura como Presidente de sabios en la CE cuenta nada menos que con el respaldo de Alemania y Francia. Según El País, hay más entusiastas.

Una de las metas del peculiar invento será -aparte de no interferir en asuntos institucionales- luchar contra el cambio climático. La experiencia del ex mandatario en dichos temas acredita cierta solvencia. Sobre todo en lo que se refiere a la cal viva y sus perniciosos efectos.

Y que no me digan que, abrumado por sus labores de Estado no se enteró de lo que pasó entonces. El Mundo lo destapó con pelos y señales.

De manera que nos enteramos todos. Y él más, pues era el Presidente, que no estaba enfrente.

Olvidar sus dos últimos mandatos es cosa difícil. Yo nunca le voté; aunque sí lo hice por sus inevitables aliados de izquierda.

Por dicha causa soy bastante intolerante y receloso con mis papeletas de urna.

Los vecinos comunitarios serán más tolerantes con el personaje. Pero de ahí a considerarle sabio media el ridículo.

Las deliberadas confusiones las introduce again Javier Ortiz en su encolumnado Público del día 13.

Este caballero insiste en no condenar a ETA. A ello suma acusaciones infundadas contra el Partido Popular. Durante los gobiernos de José María Aznar no sólo bajó la alta cota de corrupción en el aparato estatal, sino que tampoco hubo GAL ni se practicó el terrorismo de Estado en circunstancia alguna (a pesar de haberse convalidado la brutal invasión de Irak, participando en la misma; error que pagó caro Mariano Rajoy).

Sí se realizó en cambio, durante los dos últimos gobiernos socialistas que le precedieron. No en el actual

Lo de la Transición ya lo comenté en otros post.

Fue buena en su rechazo a la violencia, y mala introduciendo la veda autocrítica en el inconsciente colectivo.

El señor Fraga Iribarne cumplió palmariamente las reglas de juego que él mismo prohijó en acuerdo con Santiago Carrillo y el arco político de entonces. La voluntad del pueblo español convalidó las tratativas que desembocaron en la Monarquía Constitucional y el pleno ejercicio democrático en todo el territorio nacional.

Los gallegos votaron masivamente a Fraga durante muchos años. También la última vez. Aunque fue vencido por la democrática alianza de sus rivales de izquierda.

Igual que Artur Mas.

Si alguien está en contra de la voluntad manifiesta del pueblo gallego en otras elecciones, que lo diga.

Sino que meta el violín en bolsa, con la manida partitura acusatoria que le recuerda fascista.

Nadie que supere los cincuenta años fue un político u opinante ideal. El siglo veinte resultó demasiado turbulento y confuso para que alguien no metiese la pata en el pantano ideológico de la derecha o la izquierda.

Antes del procerato, De Gaulle y Churchill respaldaron causas reaccionarias o ferozmente colonialistas.

Cito a dos para no llenar varios post recordando barrabasadas que la feliz evolución de algunos grandes y otros menos, dejó atrás.

Ahora me refiero a ejemplares bastante más comunes y corrientes.

Ortiz se ha confesado izquierdista en el pasado. Yo también. Es decir, que hicimos la vista gorda ante un montón de insensateces, desestimando la mesura y el equilibrio como base lógica del pensamiento. Ello afectó en curso de nuestras vidas y los que las compartieron.

La diferencia está en el factor autocrítico. Mi transición no es la suya.

Aclaro posición sobre los presos de ETA. No tienen porqué recibir una condena que no contemple el actual código penal. Ahora bien; a los terroristas de un Estado democrático- y España lo es- la justicia no les concede una acreditación política.

¿Significo qué no se deba negociar con ellos?

Se puede, si entregan las armas. En la medida que no lo hagan, hay que combatirlos con la Ley en la mano. Es lo que hoy cuenta.

El ejercicio de la política no es abstracto. Se es o no demócrata. Sabemos lo que significa enemistarse con el Estado de derecho y no respetar la vida ajena. Una cosa lleva a la otra y viceversa.

Citar a Hitler o Franco como políticos tiene poco sentido. Lo fueron, triturando, material o espiritualmente a sus sociedades. El primero desarrolló las dos tareas proyectando su instinto asesino a Europa. El otro nos secuestró durante cuarenta años, tras eliminar física o espiritualmente toda oposición.

Los dictadores pulverizan la política al destruir el libre ejercicio público de los hombres; que sí son animales políticos, generalmente deseosos de manifestarse.

Es falso además que el PP considere que el terrorismo de Estado no existe. Puede que haga la vista gorda en algunos casos. Pero lo mismo hacen los socialistas, los de Izquierda Unida y el señor Ortiz. Con matices, todos defienden algunos modelos de Estado poco recomendables.

Lo malo es defender a los terroristas vernáculos, o no condenarlos de plano.

Tampoco es casual que al actual columnista de Público lo haya descubierto Pedro J. Ramírez. A Federico Jiménez Losantos también.

Nada es casual, y esto menos aún.

Desde un rincón u otro de los esquemas intemperantes, los descubiertos y el descubridor alzan su voz destemplada.

Elijan los blancos que cada uno apetezca, relativizan el valor de la democracia. Los derechos nacionales de catalanes, vascos y gallegos deben asumirse desde este prisma. En el fondo son derechos democráticos a menudo negados o rebajados de hecho por los sucesivos gobiernos de la España actual.

No digo que ellos trasgredan criminalmente las fronteras de la democracia. Ni mucho menos, pero la pasión por ella está, en los tres y cada uno, bajo férreo control.

Ramírez y Jiménez Losantos por españolistas recalcitrantes que no admiten el sentimiento regional hecho nación, y los deseos colectivos de decidir. Ortiz por un anarquismo estructural que conduce a estimular rupturas, licenciando acciones abominables.

Las deliberadas confusiones -extendidas a quienes opinan como ellos- retrasan la edificación de un nuevo acuerdo nacional, y la realización de una democracia avanzada.
No lo escribo para que ellos cambien. Sino para que otros lo entiendan.



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