Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 14 de junio de 2008

MARK KANE. DETECTIVE EN HOLLYWOOD

Hacia 1978 me inventé un detective para los comics.
En ese entonces residía en Buenos Aires impartiendo clases audiovisuales, y el mejor dibujante para el personaje era sin duda alguna Osvaldo Walter Viola (Oswal), un quilmeño a quien conocía desde tiempo atrás. La peculiaridad de este ilustrador y su escenarista era un común amor por las historietas (sobre todo el viejo comic norteamericano) y el cine clásico.
Él era un veterano en las lides. Su personaje "Sónoman"-un superheroe melódico construido con imaginación- se publicaba desde mucho antes en la revista "Anteojito", entonces famosa entre los niños de la época. En cuanto a mí, si bien conocía a fondo la historia del medio y su lenguaje práctico, no acreditaba trayectoria alguna. Era demasiado rebelde para someterme a los caprichos de los adocenados editores de los años ´70.
Bautizado Floyd Stark, el detective debutó en una editorial que exportaba arte nacional a Italia pagando la impresión en Buenos Aires.
Stark duró en consecuencia tres episodios. Sin embargo a instancias del director de la sección comics de un nuevo periódico volvimos poco después a la carga con el detective, rebautizado ahora Mark Kane, mediando tiras diarias "a la americana" que lamentablemente alcanzaron apenas lo que la vida del periódico.
Cuando al fin regresé a Barcelona luego de ausentarme 33 años, vendí Mark Kane a la revista Cimoc.
En total llegaron a publicarse 6 episodios completos en los años ´80, conservando en la emergencia mi viejo pseudónimo de Linton Howard, válido para Stark y las tiras diarias del personaje.
La acción de Kane se desarrollaba a comienzos del cine sonoro, sometida a infuencias de Dashiell Hamett, los filmes de Hawks o Welles y la comedia musical . Su oficina en la calle La Brea era el aguantadero de este ejemplar elegante, guapo y sagaz.
Su amiguete y rival de contrapunto, el policía Romeo Brown (chamuscado muy a menudo por las destrezas del private eye) y la pulposa Maggie, ex vedette de Ziefgeld y propietaria de un casino situado en las colinas, fueron los secundarios en esta saga, situada a medio camino entre los Marx, la slapstick y el autor de El Halcón Maltés.
En el episodio que les presento en el blog figuran Carole Lombard y Clark Gable. Yo aún no sabía que dieciocho años después publicaría la biografía de Gable y su tragedia romántica con Lombard. Desde luego, me gustaba Lombard tanto como a Oswal, de manera que ambos fantaseábamos que nuestro detective se la ligaba a escondidas del que sería su marido años después.
En la vena de Will Eisner y Roy Crane, Oswal et moi, ofrecimos al público de entonces una serie dramática, aunque por encima de todo divertida, elegante y poco común en el género.
A continuación: el espectáculo...

No hay comentarios: