UN MAL PRONÓSTICO

Pablo Iglesias no deja de lamentar la pérdida de privacidad. Tal vez lo sorprendió el millón y pico de votos de "Podemos", y el consiguiente terremoto político causado en la adormecida política española. Sin embargo, resulta preocupante el lamento, porque los de esta clase enuncian un sentimiento de sacrificio personal. Es decir, de arrogante revancha contra los que está destinado a servir, subestimándoles por  lo que ellos ya no podrán disfrutar, mientras sigan en la profesión: el anonimato del aire fresco. Liderar es, por encima de todo servir. Quien elige hacerlo, debe ser consciente de sus deberes con la "polis", término del que deviene la naturaleza política, ejercida a pleno, por los teóricamente más avanzados núcleos sociales, o élites.