EL PARAÍSO AMPLIADO DE LA SEÑORA MERKEL

 Adolf Hitler asimilaba el concepto de la belleza al presunto vigor de la raza alemana, su laboriosidad fuera de lo común y la capacidad de liderazgo sobre otros pueblos, destinados no a imitarle, sino a obedecerle. 

En los judíos de cualquier nacionalidad concentraba el loco sus odios y frustraciones, aunque no todos. Así lo demostró con los polacos, rusos y ciudadanos no arios en los países vasallos, previa invasión de su soldadesca, paradigma de la brutalidad. A los que en sus dominios nacían sin brazos, piernas o con defectos físicos y minusvalías mentales, o simplemente eran muy feos, les aplicaba la eutanasia, no precisamente en su correcta acepción, sino por un afán criminal de eliminar de la tierra lo imperfecto.

El monstruo y su régimen fueron vencidos a un alto coste en vidas y sufrimiento humano. La guerra los fabrica a destajo, y los nazis amaban la muerte ajena.

En 1945 no contábamos con el descubrimiento del ADN. Setenta años después hallamos un IV Reich que posee el del Tercero. El mundo ha cambiado, menos en el ansia de poder de ciertos pueblos. El canon despreciable de ser judío no existe. A cambio,rige el de ser palestino para el Estado Judío y muchos respetables ciudadanos de Occidente. Son cosa del pasado bárbaro aquellos destructores bombardeos de la Luftwaffe,los raids de las SS, o cámaras de gas. No en cambio el creciente exterminio de los pobres en aquellos territorios rezagados, o abrumados por deudas e intereses crecientes que les excluyen de la economía y la vida social. Hoy se muere de hambre en cámara lenta, o víctima de enfermedades como la "Hepatitis C", sin que el gobierno genocida de turno mueva un músculo. El exterminio es precedido por la falta de trabajo, la pérdida de la vivienda, el empleo basura,la ausencia de agua, gas y electricidad ante facturas impagas, y la práctica forzosa de la mendicidad. Grecia es uno de los ejemplos más claros del genocidio social. España, prisionera aún de los restos del franquismo sociológico y su hegemonía, otro. 

En los territorios ocupados por el Reich anterior, mandaban gobiernos obedientes a las supremas directivas. En los de éste, los brutos y corrompidos locales, amparados por Berlín, repiten la masacres sin marcar a nadie con la Estrella de David ni llevarles a las cámaras de gas en los campos de la muerte, porque la muerte se desarrolla al aire libre para los sin techo y los mal alimentados, en estas falsas democracias contaminadas por un virus letal. El mismo que afectaba a la Europa de los años 20 y ´30, con una Alemania ansiosa de revancha histórica. 

Esta perniciosa marca de ADN volvió a las andadas, auxiliada por el capital financiero,los órganos de los que dispone, creados tras la última Guerra Mundial, y sus alcances globales. 

Con justicia, se señala a la desalmada Angela Merkel y sus banqueros, como responsables de la doble exposición de una Alemania próspera, que contrasta con un continente europeo en permanente erosión.Pero son sus compatriotas los que convalidan con el voto ese despotismo político destinado a otros países de la eurozona, sin importarles el sufrimiento causado a los más débiles. 

Las recientes amenazas públicas hechas a los votantes griegos por la compatriota del Führer, valen para los españoles y portugueses. Es la moderna coacción que reemplaza las antiguas acciones depredadoras, en países que ya fueron invadidos por préstamos masivos, corrompiendo a estamentos políticos y empresariales, y el chantaje correoso que representa la moneda común como cepo obligado para el deudor y la economía toda, en nombre de reducir el déficit, mientras se pagan monstruosos intereses, restados al progreso y el bienestar social. 

Si se quiere, estos métodos son más diabólicos que los empleados por los nazis, menos sutiles aunque brutales, e identificables como tales por sus víctimas. Ellos, con sus paradas, uniforme, armamento, y ejecuciones masivas, se jactaban ante sus víctimas. Estos otros, bautizados como "los hombres de negro" visten oscuros ternos de Armani, y van de un lado a otro sin cantar "Erika".

A estos cabe desenmascararlos en cada territorio,porque se camuflan entre las clases sociales y la democracia con trampas. Empero, todo llega para quienes juegan a ese juego. Peligroso cuando los pueblos se hartan.Aunque todavía falte tiempo para que truene el escarmiento, el rebelde voto griego amenaza desatar ecos difíciles de controlar en los países vasallos del IV Reich. El paraíso ampliado de la señora Merkel, y condigno infierno para millones de europeos.