Ayer en "O Globo", Arnaldo Bloch desestima las pocas virtudes que, según él acredita Facebook, señalando el medio virtual como "Un foco de adicción", finalmente abandonado. Que un medio virtual sea un foco adictivo no depende del medio, sino de quienes lo utilizan. La ansiedad y las crisis personales causan las adicciones a cualquier cosa. Según mi experiencia, Face es otra ventana virtual abierta al mundo. Desde hace siete años la abro de par en par, comentando mis inquietudes y temas de diverso signo. Muchos otros hacen lo mismo, enriqueciendo la cultura personal y social. No en todos los casos, sin duda; aunque sí los suficientes para que evalúe positivamente la experiencia. Con Twitter sucede otro tanto, aunque la cantidad de palabras marque un límite muy corto para los mensajes, no así para otros señalamientos de artículos interesantes, o lo que uno escribe en el Blog personal. Pero incluso, hasta la brevedad favorece eliminar redundancias y mejorar frases para el buen escritor. Las críticas al fenómeno virtual le achacan trabar lecturas más extensas de cuentos, novelas o ensayos poéticos, y no es verdad. La desafección por la lectura nos remite a otras causales. De hecho, se apreció durante el auge de la TV y los grandes espectáculos visuales del cinematógrafo, dependiendo de los deseos de evasión inherentes al frenesí de la vida moderna en las grandes urbes, y los contenidos de una cultura cada vez más superficial, impartida desde los centros de enseñanza y las universidades. El auge del consumo de productos comerciales poco estimulantes del intelecto y la sed de saber, es su consecuencia. Para digerir buenos textos hay que activar el cerebro y las emociones. Los fallos en el aprendizaje lo impiden, en la mayoría de los casos, para el resto de la vida adulta y profesional.
En lo personal, el empleo de Facebook activó mi contacto con el mundo y personas a las que no conocía. Objetaré a la mayoría el que no lean mis catorce libros, pero eso es fruto de lo antes señalado: un exagerado derecho a la pereza Por esa razón, cuelgo fotos y breves comentarios sobre temas que conozco, destinando la mayoría de mis reflexiones a las novelas, reservando el muro y el Blog para temas políticos y sociales de compromiso directo, a diario, o casi. El resto está en Kindle. Que lo lean o no, es cosa de cada uno. Ello no significa que desestime este medio ni que lo mío sea una adicción. Más bien es un complemento útil para las pausas, cuando las frases largas y los nutridos renglones requieren de un escritor que se respeta a sí mismo y a los demás, el máximo de concentración y pulcritud, ofreciendo en ese otro código, lo que equivale en éste desde la calidad.
Vuelvo al señor Bloch, periodista de un importante cotidiano local. Al universalizar su experiencia adictiva con Face, lo que ha conseguido es descubrirnos su problema personal, negando de paso el progreso. Lo virtual en sí mismo lo proyecta, sin que todos puedan sacarle el partido que la pasión cultural requiere. That is the question...
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