Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

viernes, 25 de diciembre de 2009

AMINETU...










Por orden de imágenes: 1 Aminetu en las aciagas jornadas de Lanzarote. 2 Cartel insertado en muchos espacios de Facebook exigiendo su regreso al Sahara. 3 Tremenda instantánea tras los tormentos infligidos durante un largo periodo en las mazmorras alahuitas. 4 Su extraordinaria belleza, siempre incólume dándonos luz.
Ya lo dije en mi Facespacio: esta hija de saharaiano y española* encarna el mejor liderazgo de un pueblo oprimido en el presente siglo. Su valor, casi sobrenatural, gana batalla tras batalla contra sus enemigos. En apariencia la han arrinconado de nuevo en su hogar de El Aaiún, cómo antes en territorio canario. La realidad no es como la pintan. En el fondo es otra aunque a primera vista parezca intangible, dada la circunstancia opresiva. Desde cualquier encierro o martirio, el mensaje de Aminetu Haidar vuela libre con la gracia de una blanca paloma y la altura potente de las águilas reales. Bellísima criatura del desierto de frágil apariencia, la fuerza de esta madre biológica de dos hijos y en liderazgo moral de todo el pueblo saharaui es inmensa. Por ello le temen los que comercian y fraternizan sin moral alguna con déspotas, y los déspotas mismos. Su capacidad de transformar el tormento en martirologio de quien no se rendirá jamás, les sorprende y aterra. Ellos, acostumbrados a medrar con el dolor de los pobres y desamparados, o el conformismo de una clase media safisfecha, no entienden cómo luego de vivir a base de agua azucarada durante un mes largo, se pierdan siete kilos en vez de la vida.
Aminetu es así de capaz. Su cuerpo metaboliza el dolor haciendo de él su fortaleza acorazada. El proceso no es biológico sino espiritual. Se apoya en ideales y la capacidad poco común de internalizarlos, concentrando la larga lucha de su gente por la independencia y el trato justo.
Recuerdo una a una sus declaraciones de Lanzarote. La frase "Volveré a El Aaiún viva o muerta", era un desafío permanente ante el que sus enemigos temblaban.
También por razones bien distintas -he de confesarlo- sus partidarios y amigos, entre los que me cuento. La deseábamos viva e invocábamos la larga prisión de Nelson Mandela, o la de cinco años de aislamiento vivida por Pepe Mujica (el flamante mandatario uruguayo, encerrado a cal y canto y torturado de continuo por la dictadura militar de entonces), anhelando atemperar su huelga de hambre, o bien transformarla en otra cosa.
Pero Aminetu; la terca, obsesiva y maravillosa criatura; madre de dos hijos y compañera de todos los que en una forma u otra queremos un mundo mejor, en el que reinen la convivencia y el equilibrio social, nos demostró una vez más que ciertas batallas se ganan hasta en los bordes mismos de la muerte. Y que si el largo martirio saharaui que lleva en sus entrañas le sirvió de algo, es para prolongarlo cada vez que sea necesario en su persona, sin medir riesgo físico, con tal de exigir justicia para los humildes de la tierra, pertenezcan o no a su causa.
En los grandes líderes de la humanidad, la obstinación, el valor, la capacidad de sacrificio en aras del ideal y el carácter, han constituido la fragua de un liderazgo legendario y fructífero. Aminetu ha conmovido las piedras y en cierto modo ha cambiado la atmósfera que muchos respirábamos. Hay un antes y un después de Lanzarote para muchos españoles. El ejemplo de conducta de semejante mujer no es frecuente en las sociedades opulentas, por lo tanto, sus pensadores, escritores, artistas y políticos adolecemos de cierta pereza existencial. En Occidente nos ha ganado el descreimiento ante el fracaso o mediatización de las ideas sociales. Aminetu las reaviva de hecho, partiendo de las reivindicaciones nacionales esgrimidas desde un perimetro de arena, cielo y sol, que la dinastía tiránica de un país extranjero usurpa, reprimiendo a sus gentes, tras secuestrar a los propios ciudadanos.
Nadie podría perpetrar semejante abuso si no contara con plácemes y avituallamiento armado de dos países: Francia y España. Tras bambalinas y en nombre de la lucha antiterrorista del fundamentalismo islámico, los EEUU.
A nosotros nos cabe el deshonor de haber colonizado el Sahara Occidental, abandonándolo luego a la soldadesca de Hassan II, pese a las promesas de reconocer la soberanía territorial de los saharauis. Mucho se han calentado la boca las izquierdas con el santo y seña, para luego endulzarla con los licores parlamentarios que el voto y la Constitución autorizan en un país que se jacta de ser más avanzado de lo que demuestra.
El penoso comportamiento de la cancillería y el gobierno español en el episodio de Lanzarote, unido a la temulencia de socialistas y la derecha lepenista que nos amenaza, refrenda la tesitura; quebrada al fin por presiones y acuerdos concertados entre Zapatero, Zarkozy y el vástago del difunto Hassan, tan canallesco como el padre.
Ahora, tras la derrota ante el clamor universal, sus tropas cercan el hogar de Aminetu en El Aaiún, impidiendo el paso de familiares, amigos y periodistas. Procuran secuestrarla otra vez, olvidando que su mensaje desde tierra canaria ha roto el silencio planetario que sofocaba la causa saharaui, trastornando a más de una potencia complaciente con el terror de la dinastía marroquí, y reavivando en el interior del reino las fuerzas opositoras al trono de sangre.
Nosotros sabemos lo que en adelante cabe hacer, y lo haremos sin vacilar. Es por ello que la campaña por quebrar esta prisión domiciliaria debe crecer en potencia y voz en los días sucesivos.
Lo haremos por Aminetu, su pueblo y por nosotros mismos. Cabe en nuestro corazón e ímpetus despertar conciencias y consolidar el espacio ganado en los días de Lanzarote, trasvasándolos a nuestra propia tierra para reforzarla en su democracia social, más que insuficiente. A tal fin, cada uno pondrá lo que pueda. La presencia en cada concentración, la voz, la pluma o el ánimo contagioso desde dónde resida, y hasta donde pueda llegar su osamenta.
No quiero extenderme más en este post. Ya antes alcé mi voz y no dejaré de hacerlo. En el cometido, los dedos de este escritor sobre el teclado vuelan, junto a la paloma blanca y el águila real. Gobernándolos late mi corazón y arde el torrente de mi sangre en las venas...
¡Viva Aminetu Haidar! ¡Viva la causa del Pueblo Saharaui!
Escrito en Barcelona, el atardecer del 25 de diciembre del 2009.

*El contraste verificando esta información no ha finalizado. Los datos biográficos de grano fino sobre la genealogía de Aminetu son escasos.

No hay comentarios: