Creo que el Gran Acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos se va perfilando de un modo inesperado, bajo la presión de Berlín, Bruselas, el Ivex 35, y los grandes factores económicos y mediáticos.
El plan en ciernes, consiste en que, los alcahuetes falangistas de Ciudadanos, auxiliados por la brutal corrupción del PP, convenzan a Rajoy sobre la conveniencia "Patriótica" de abstenerse, ante la investidura de Sánchez, para evitar nuevas elecciones. Ellos controlan el Senado y el PSOE les acomodó en el Congreso. Ese fue el inicio de la trama, auspiciada por los barones cerriles del socialismo en caída libre, y plenamente respaldada por la necesidad de conservar el sistema y los dos grandes partidos, como puntas corvengentes del camino burgués. El desplome económico de una nueva crisis de balances, desvelada por los medios informativos internacionales, impone una disciplina férrea, y el sacrificio de Rajoy. Él ya cumplió con el triste cometido que ordenaron la Europa Alemana, la Troika y el pago prioritario de una deuda soberana tan brutal como asfixiante. Ha sido un buen servidor, hasta el punto de que sus destrozos son modélicos en la Eurozona. No sería extraño que la conjunción de esas fuerzas poderosas hubieran arrimado el ascua, movilizando a las fuerzas de seguridad del Estado destapando grandes mugres, para abochornar suficientemente al Partido Popular y su alicaído jefe, forzándole a poner el hombro en la nueva comedia en ciernes. Iglesias, aficionado al espionaje y el control político, conoce estos propósitos y se lanza a reforzar el tinglado interno, "dejándose la piel", igual que las serpientes, que se desprenden de una para fabricar otra. A esa estrategia responde su programa y propuestas. Correctas en general y negociables en particular si se tercia. Pero se advierte que no esta vez.
El miedo de la sociedad española a cambios decisivos en todas las medidas económicas y sociales, es el que promueve este ejercicio florentino de la política, y sus vilezas correspondientes.
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