Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

lunes, 21 de diciembre de 2015

LAS DOS ESPAÑAS


La víspera y sus votaciones han determinado la existencia de dos Españas. Una de ellas refrendó a Rajoy como primera minoría, la otra, de voto escaso aunque obtuviese cuarenta escaños, apostó por la Falange, encarnada por ese engendro que comandan el catalán renegado, Albert Rivera, y sus siniestros totalitarios. La división de la izquierda y su centro impera en el campo opuesto, muy ajustada en la paridad de votos,sumando candidaturas. Podemos navegó por libre, sumando valores tácticos como Ada Colau, los del ayuntamiento madrileño, Mónica Oltra, Kichi y otros, reiterando la táctica empleada en las pasadas elecciones. Pese al valor demostrado frente al canallesco Rajoy y las promesas electorales, a Pedro Sánchez no le respaldaron los sufragios esperados, si bien los del PSOE, siendo inferiores a los del 2011, son mayoritarios en el conglomerado opositor. Todo apunta, de no concretarse alianzas de gobierno, a una corta legislatura encabezada por el PP y los aliados bastardos de Rivera. La táctica de este último y Pablo Iglesias devino simétrica. Uno queriendo reemplazar al PP como nueva fuerza de la derecha, y el otro al PSOE desde el centro izquierda, fracasaron de hecho, aunque restasen votos a ambas formaciones. El gran derrotado electoral de horas atrás es el PP. Perdió cuatro millones de votantes, mientras el PSOE extravió millón y medio. En el peor de los casos, no podría formar gobierno; aunque desde el lado opuesto se reitera el problema, pues la suma teórica de PSOE, Podemos e IU tampoco alcanza la mayoría absoluta. Ya no es posible el concurso del nacionalismo facilitador de la gobernabilidad. Los Escaños de Esquerra Republicana y el PNV tienen un precio alto. Sobre todo los primeros, a tenor del programa antisoberanista del socialismo. Podemos se aviene más a estas alianzas, ofertando el referendo, pieza clave de los actuales votos catalanes. Para los socialistas, el panorama empeora. Ayer, una activa tertuliana del partido negó, alzando la voz, toda posibilidad de pactar con Iglesias, esgrimiendo la amenaza disuasoria de los barones socialistas -y de hecho Susana Díaz- contra Pedro Sánchez. El ideal de esta derecha, bien enquistada en el aparato partidario, sería el del tenebroso Felipe González: ni más ni menos que un gran pacto de Estado con el PP. Siendo una opción que rechaza Pedro Sánchez, no es por ello descartable su defenestración de no actuar rápido contra sus enemigos.

La nueva etapa que se abre en el país, perdida la mayoría absoluta por parte de la extrema derecha y con una izquierda desunida e insuficiente, el panorama se presenta inestable y convulso. El primer obstáculo para la gobernabilidad lo presentan contendientes poco consolidados en su fuerza. Mientras, la crisis económica sigue su curso inexorable, determinada por la voracidad de la Europa Alemana. En cualquier caso, su candidato y servidor, el miserable señor Rajoy mordió el polvo de los caminos ayer. Ya no habrá mayoría absoluta que imponga decretos asesinos, pese a que el Senado continúe en manos del valido. Para colmo, tampoco el sendero promisorio para un país castigado por los azotes de una pobreza creciente, que, entre otros atentados contra la soberanía real del país,cuya pieza clave es el equilibrio social, la mitad de sus ciudadanos han resuelto ignorar. Era preciso el triunfo de quienes no la ignoran, pero eso no fue posible, a falta de una élite lúcida y eficiente que una esfuerzos para terminar de una vez por todas con esta penosa ruta al ocaso. Al parecer, las tortuosas tácticas de Iglesias y Podemos, al igual que sus pares griegos, estiman disponer de tiempo para alcanzar la felicidad, mientras la desdicha popular y el dolor siegan vidas y esperanzas. Lo demás, es un juego de abalorios y poder de los que tienen tiempo para vivir bien.

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