La ausencia de moral y respeto por las
labores del prójimo caracterizan a Pablo Iglesias. Su liviana mención a
internet como fuente de información de su rimbombante "Operación
Menina", oculta el lugar preciso de hallazgo intelectual. Yo describí
esa trama en mis muros y el Blog, y él se sirvió el plato sin mencionar
al cocinero, revelando que los derechos de propiedad intelectual le
importan un carajo, al considerar lo que se escribe en la red, es susceptible
de ser saqueado por "tan grande personaje" y su manifiesto destino
político. Este señor y sus laderos de la Complutense se apropiaron del
15M y las mareas para bastardearlo todo, de arriba abajo, manifestando
un oportunismo que les permitió instalarse como ala izquierda del
régimen. No voy a compararle con Albert Rivera, desde luego, ni con
Mariano Rajoy. Pero en materia de moralidad, equivale a estos
personajes. En su profunda ambición, se revela transgresor de valores
que permanecen intactos como tales. Monedero es otro oportunista que,
ante la falta de ideas y la escasa reflexión de su mollera roba lo que le
viene en gana. Robar ideas es de lo más fácil. El difunto Horacio
Vázquez Rial, fundador de"Ciudadanos" y amigo del alma de Juan Carlos
Girauta, hoy lugarteniente de Rivera, intentó robarme "Perón". Lo
escribí en mi blog y él lo leyó antes de morir, permaneciendo en
silencio. Todos estos pájaros no trinan cuando les pescas. Intentan
pasar desapercibidos como todos los tahures ante amenazas de juicio. No
le montaré ninguno al chorizo difunto, ni a Iglesias o Ernesto Ekáizer,
que robó un término que se me ocurrió hace tiempo, para definir la
España de Rajoy: "Estado de Deshecho". Le gustó y lo hizo suyo ante el
mundo el desvergonzado; falso progresista y encima mal escritor. Todo
esto parte de la gran indigencia cultural que se observa en España, y
otras tierras, donde las ideas mueren antes de nacer. Por el poder, la
troupe de profesores vende lo que haya que vender. Acusan de ello a
Rivera y tienen razón. Pero es como mirarse al espejo, vistiendo ropas
algo más llamativas de un pálido color rojo, tirando, justamente, a
morado.
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