LA MURALLA VISIBLE

 

              JUAN CARLOS I Y MARIANO RAJOY: LOS DOS MURALLISTAS MÁS DESTACADOS

En Europa en general, y España en particular, se desarrolla el fenómeno desintegrador de sociedades en el que, unos ejecutan medidas desde Gobiernos y poderes fácticos -léase la banca y los monopolios a ellos asociados-, sumergiendo en la zozobra, la miseria y la vecindad de los cubos de basura a gran parte de la población. 

El discurso elaborado en las tres cuartas partes del continente, aterra por su frialdad asesina. Es el que llama a la resignación y la obediencia rasa y llana a los números conectados al empleo y el bienestar social. Los primeros a la baja, bajo el garrote disuasivo del paro. El resto, menguando peligrosamente los servicios públicos de educación, sanidad, y subsidios a una altísima cota de parados. Hasta ayer, en España se votaba a políticos corruptos mirando para otro lado. Hoy ya no es posible. En manos de la extrema derecha, el Partido Popular manifiesta sus grados más altos de la tara, sin ser el único partido que exhibe miserias por el estilo. Sin embargo, desde el Gobierno y muchas autonomías sigue funcionando el discurso que pondera la estrechez y el ahorro compulsivo, mientras los Reales decretos sancionan nuevos impuestos, recortes y confiscaciones. 

Dos mixturas de este comportamiento lo exhiben con desvergüenza la Comunidad de Madrid y la Generalitat Catalana. Mientras las políticas en desarrollo conculcan toda clase de derechos salariales y sociales, sobre sus principales figuras se ciernen gravísimas sospechas de corrupción; en las que nadie disipa dudas ni certezas. Los ejemplos de Ignacio González, o el voraz Clan Pujol, del que el señor Artur Mas sería una suerte de valido, se suman a los escándalos de la Trama Gürtel en Valencia, otros de las Baleares y alguno de Andalucía, o la comarca barcelonesa de Sabadell.

Ciego y sordo el Gobierno, mudo el desastroso Presidente Rajoy, y tan campantes los señores Montoro y Guindos, responsables del área económica, continúan mandando cómo si tal cosa, a la par de los arrestos independentistas de los Pujol y Mas, lanzando balones fuera, mientras los voceros respectivos prometen la felicidad a mediano plazo, cifrando esperanzas en lo que resuelvan Berlín y Bruselas en los meses venideros. 

En los actuales, continúan los desahucios, la suba del gas, el agua, las brutales tasas judiciales y la electricidad, con la nafta por las nubes, y la desocupación llegando a los seis millones de almas. 

La mayoría absoluta, tan cacareada es cosa de ayer, en vista de la caída en 15 puntos del voto que registra la formación que hoy gobierna, luego de perpetrar durante un año una monumental estafa política. La muralla visible, la misma que resuelve que la incapaz alcaldesa de Madrid no renuncie luego del desastre del Madrid Arena, y que nadie se vaya, ni siquiera el señor Duran, tras el escándalo de financiación corrupta, resuelto mediante apaños judiciales para "Unió", integrante de la coalición que ocupa la Generalitat, manifiesta el imperativo de seguir en sus trece, al igual que muchos otros. Luego, que el yerno del Rey, manifiesto chorizo, purgue cárcel, gobernando en España esta oligarquía amurallada que incumple su propia constitución "democrática", es una quimera. 

La dramática falta de alternativa se refleja en un PSOE anclado en la derrota y la concupiscencia. Si España ocupa el puesto número trece en materia de corrupción dentro de la UE, la causa no es la deformación democrática, sino el hecho de nacer malparida desde la baja consciencia republicana, por medio de un pacto que se ventiló ejemplar hace 35 años, y ahora revela su verdadera naturaleza. Ha bastado esta crisis para hacer visible esta muralla, que siempre nos separó, y que para bien de una sociedad próspera y cohesionada, habrá que derribar para siempre.