Los comentarios ridiculizando mi señalamiento sobre el voto fascista y el fascismo de la extrema derecha gobernante dan pena. Son fruto de la incultura que nos agobia, delatando una supina ignorancia histórica, desde la que se coligen ficciones diversas. El franquismo fue fascismo, también los votos al PP, C´s y parte de los del PSOE reúnen esa opresiva y reaccionaria característica. La nueva modalidad que asume el fascismo en el siglo XXI, consiste en conservar in extremis el poder económico y político, unido a una gran despolitización, tarea en la que los poderosos medios oficiales y el IBEX, carne de la UE y su política antisocial, ponen el hombro y su capacidad de soborno. La pauperización creciente de millones de españoles y europeos parte en dos las sociedades de sur, permitiendo la dominación de estos poderes y sus políticos sobre los pobres y carenciados, que entre nosotros suman ya catorce millones de compatriotas. La única chance que nos otorga este neofascismo de pesadilla es la de combatirlo con vigor y resolución, cosa que no ocurre hoy mismo. En vez de emprender esta tarea histórica, los Espinar ganan rentas de 20.000 euros negociando inmuebles. Cuando murió Buenaventura Durruti, en sus bolsillos encontraron unos céntimos. Hoy, los oportunistas travestidos de izquierda recorren el camino opuesto, apoltronados en el Senado y las Cortes. La diferencia no es pequeña. tampoco aquello que los separa de la corrupción moral y material que nos asola.
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