Para nada coincido con el análisis que hace el señor Santiago Lupe desde La izquierda Diario, sobre Podemos. Formación vertical que coincide con la estrategia, hoy perversa y acorralada de Syriza.
Su viraje a la derecha no es reciente ni sorpresivo, se produjo tiempo atrás. Lupe, joven esperanzado, parece ignorarlo. La dependencia de las sucias maniobras de Tsipras y Varoufakis es muy relativa. A estos otros no precisó frenarlos Merkel, la troika y el FMI. Se se frenaron solos, desdiciendo el discurso inicial de Pablo Iglesias, para transformarse en una organización clientelar a la española. Los intentos hegemónicos de su dirección viraron incluso, contra los símbolos de clase, el comunismo (tal como lo entiende el macartismo en boga) y el Frente social Republicano, al que rechazan aterrados, arguyendo su semejanza con el Frente Popular de 1936, al asociar su función en la Guerra Civilcon la derrota del campo republicano. Como si aquel ejemplar coraje unitario fuese algo inútil, y la miseria posterior de aquellos años del franquismo victorioso no deviniera semejante a la actual, en un país con trece millones de pobres, el 25% de paro, y empleos precarios de pagas esclavistas, gobernando por devotos de la "Grande y Libre".
La izquierda local, aún cree que esta genuina herencia del dictador, maquillada y travestida unos años, es una democracia con problemas, cuando el problema radica en la naturaleza de su estafa. Iglesias lo denunciaba al principio, atacando al Estado monárquico. Luego se desdijo, obsequiando un pack de "Juego de Tronos" al Borbón. Que se lo expliquen a quienes, desalojados a garrotazos de su vivienda, duermen al aire libre, comiendo de las basuras y la caridad, o a los enfermos con riesgo de morir por desatención sanitaria en este paraíso del revés. Mientras ellos peroran muy solidarios con el pueblo griego, que "Grecia no es España y aquí hay más recursos" para enfrentar la crisis, los fallecidos por las bondades del modelo político y social en los últimos años, ya superan los cien mil. De poco vale en Madrid, por ejemplo, que la ex jueza Carmena, hoy alcaldesa "progresista" y caritativa con los niños pobres, quite las honras franquistas del callejero, cuando el PP, el PSOE y Podemos intercambian cromos electorales defendiendo este Estado asesino, virtualmente fallido, dependiente de Bruselas, Berlín y la Troika hasta para estornudar. España se sostiene a cada minuto unitario, a un coste de 100.000 euros de intereses sobre una deuda soberana que superó el PBI, para sobrevivir en medio de una gran corrupción y desprestigio, a trancas y barrancas.
Hay tanta diferencia entre la miseria griega y la local?
Es veraz que dentro de Podemos, y la izquierda en general, milita gente sensible, con ganas de sepultar esta insufrible marcha hacia el abismo. Pero en el interior de sus organizaciones deciden los filtros censores. Un souvenir del franquismo, uña y carne de a la desmemoria. Por esa esa infame razón, ordena y manda la improvisación oportunista de unos pocos, bien atrincherados y atentos, con la mira del fusil buscando blancos críticos e independientes. Ese " No Trespassing" lo representa gente como Iglesias, Errejón, Bescansa o el menguante Cayo Lara. E incluso, con posiciones algo más abiertas y sinceras, Alberto Garzón. Pero la gran debilidad teórica junto a estrategias irrisorias reiteran antiguas fotos fijas que no parecen tener fin. Luego, son la derecha y el centro, con propósitos bien definidos y homogéneos, quienes dictan la partitura y los pasos de baile, en medio de algún malambo seudo rebelde y efímero, de bailarines que saltan al escenario para luego adaptarse a la melodía oficial de minueto.
No es, por cierto, el presente, un drama meramente castizo ni una sardana. Lo establece el actual canon político europeo, burlando la voluntad popular y sus arrestos más contestatarios, en nombre de este paneuropeísmo de la exclusión y el nuevo diseño social del viejo siglo XIX. En dicha fórmula, implementada aviesamente desde 1945 hasta los años 90, la izquierda continental, entrenada en el sufragio y ansiosa de prebendas, propias de la educación estalinista, pone el hombro y la poca vergüenza.
Lo de Grecia es su ejemplo más reciente y sangrante, pero en la zona económica sur, desde países como España, Irlanda y Portugal, los gabinetes izquierdistas persiguen el mismo propósito, en nombre del voto puro y duro revestido de chocolate, a pesar de que las mareas de protesta y la gente, a lo largo de calles y plazas, tienden a obrar en otra dirección. Es el elemento nuevo-como el referendo arrancado a Syriza-, y más temido por la burguesía, que no habrá que echar en saco roto.
Por ahora, el control político está en manos del enemigo de clase y sus agentes pequeño burgueses, mientras los Le Pen, Amanecer Dorado, las mafias de la droga y otras yerbas aletean como buitres sobre el cementerio social que generan el empobrecimiento y la desesperación de los explotados de siempre. Hoy más atrapados que nunca en la tela de araña de este capitalismo, globalizado, siempre vampírico, y más cruel que nunca.
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