MALAS PERSPECTIVAS

 Monedero e Iglesias en los días felices.

Tanto Iglesias como Monedero exhiben credenciales muy modestas, como teóricos y organizadores. La ruptura entre ambos no cambiará el aciago destino que aguarda a "Podemos", improvisación de la historia en un momentáneo despertar de esperanzas. Ambos carecen de estatura política y robusto arsenal de ideas. Son profesores universitarios de sociología acostumbrados a interpretar desde el extrarradio lo que otros hacen en la Historia. Hijo de un acaudalado votante del PP, Juan Carlos Monedero descubrió un hueco político para exhibir su ego y poco más. Es un escritor mediocre que roba ideas de otros, a falta de arsenal propio. Sus incursiones en Venezuela consistieron en estudios tarifados sobre seguridad social que interesaban a Chávez cuando disponía de petrodólares. 

Deslumbrado momentáneamente por los avances sociales en la región, se sumó luego a la aventura local del más audaz y ambicioso Pablo Iglesias. Así lo declaró meses atrás, retactándose ahora, tras declararse "traicionado" aunque su ex general en jefe lo pinte como una suerte de romántico Che Guevara intelectual, made in Spain, "que necesita volar" En realidad, el disidente es capaz de volar tan alto como los gallinaceos, por tal motivo apela a Eduardo Galeano, y una obra de la que el finado renegó en sus últimos años, aprovechando, cómo no, el golpe mediático de su desaparición. Tras la soflama, Iglesias aceptó gustoso esa renuncia al agregar el otro, que "Podemos" era el partido político más decente de España. Sin embargo, la estrategia del número uno garantiza una descomposición acelerada, tras convertir la formación en una franquicia del PSOE, mientras se desploman los sueños de poder junto a las perspectivas de voto masivo. 

El dinero corrompe en último término, lo que primero consigue promover es la ambición de poder y su carga explosiva de omnipotencia. Los profesores de la Complutense activaron su vieja cohesión interna aprovechando el mal humor social contra el gobierno depredador y sus bancos, al esgrimir candidaturas en las europeas, deslizándose subrepticios bajo las alambradas de un coto de caza hasta entonces privado. El terror desatado en la burguesía española conmovió estamentos y formaciones. Pero en corto espacio de tiempo, el julepe se desvaneció junto a la pólvora inicial de "Podemos". Los catedráticos eran pura mantequilla rancia, aunque el Gobierno del PP quedara tocado para siempre, gracias a sus enormes destrozos sociales y económicos, signados por una corrupción sistémica. 

En un proceso acelerado, la burguesía reacciona y sube "Ciudadanos" la marca blanca del PP en las encuestas, mientras para la formación de Iglesias, empeñada en reavivar la difunta socialdemocracia de Rodríguez Zapatero, se inicia la cuenta atrás. 

Con la fuga de Monedero, poco pierde que ya entes no haya perdido, pese a descubrirnos fragilidad organizativa, acentuando la programática.

Cuando en Brasil, la ambientalista Marina Silva, en su calidad de candidata Vice, aprovechó el accidente mortal del candidato presidencial del PSDB postulado en las generales, las encuestas la auparon por encima de Dilma Rousseff y Aecio Neves. Cuando los teóricos votantes advirtieron su programa neoliberal, el pronóstico cambió en semanas.Hoy la Silva es una anécdota. Quizá lo de "Podemos" sea de curso más lento, aunque la defección de Monedero no favorece de manera alguna a Iglesias, y su conversión zapateril. Entre tanto, Izquierda Unida no termina de zanjar sus pleitos interiores, actualizados por la guerra abierta de Cayo Lara y Alberto Garzón, sin que nadie invoque la urgente premura de un Frente Social Republicano de Izquierdas, la gran asignatura pendiente de urgente trámite, ante los exitosos avances alternativos de la derecha española. 

En Europa los griegos manifiestan síntomas de agotamiento ante las enormes presiones de Berlín y Bruselas. Syriza acusa su impacto, asunto que no favorece la emergencia política en España, augurando pocos cambios en materia de derechos sociales en el territorio, con independencia de lo que prometan los charlatanes de su arco político.