Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

miércoles, 24 de junio de 2009

LOS APOLOGETAS DE LA PATOLOGÍA I

El escritor Abel Parentini Posse, embajador de carrera y peronista vocacional.
Conocí a Posse de voz a voz cuando era embajador argentino en España, y una noche me llamo para decirme que mi primer tomo de "Perón, luz y sombras", era "una maravilla".
Quizá dijo la verdad, pero bajo la misma ocultaba sus ganas de saber quién había escrito algo que superaba en cualquier rengón, toda su trayectoria literaria.
Para información de mis lectores, quien firma Abel Posse aprovechó su carrera diplomática para promocionar sus escritos, impresos noveladamente mediante varios títulos (muy promocionados y poco vendidos). Por debajo de Tomás Eloy Martínez, hizo sin embargo un trabajo sobre Evita que lo sitúa por delante del tucumano. Si se quiere, Posse es más cálido, aunque también menos escritor.
Su problema básico es el oportunismo.
Durante el "Proceso" representó a sus monstruos con el frío donaire habitual. Por entonces, clamaba por que la Patria fuera reorganizada a sangre y fuego, de ser preciso, y el de la sangre, el fuego y un alucinante terror de Estado fue el cometido de aquel Ejército represor, con las consecuencias de rigor.
Luego Posse adhirió al menemismo, saltando al faldón de Duhalde cuando las circunstancias lo aconsejaron. Desde entonces lo asesora, apologizando su figura, fundida -según sus palabras- al mejor peronismo posible.
A tal efecto declara este señor: "El peronismo es capaz de regenerar una idea tal vez heroica de nación que se había perdido".
El proclamado "heroísmo" parece extraído de alguna perorata mussoliniana, de esas que el Duce regalaba a sus compatriotas desde los balcones del Palazo Venezia.
Nada casual, Posse recoge matices bien asimilados por Perón durante su estancia en la Italia de 1940.
Considerando que el ubicuo Néstor Kirchner y su apéndice presidencial, no son quienes mejor representan la vieja fábula, el legatario doméstico continúa promocionando al mandatario de entre casa (alias "El cabezón"), y su otra ínsula.
Vuelvo por un instante a la charla mantenida a dos voces entre Barcelona y Madrid.
Al señalarle que había reproducido en mi libro una apostilla sobre Evita extraída del suyo (debidamente acreditada), sostuvo "que a las hermanas de ella les había gustado mucho su trabajo".
Yo no le dije que el mío iba a gustarles menos, pero nunca fui ni seré faldero de nadie, y seguramente él- que
sí fue, es y será, por credenciales y vocación espiritual- lo advirtió.
También lo captó Antonio Cafiero cuando le visité en su despacho con el segundo volumen (el primero le había llegado por otro conducto).
Se quedó de piedra al advertir que en realidad no era el típico autor que iba a entrevistarlo, sino a manifestarle el propio enfoque sobre la vida y obra de su difunto líder.
El gran segundón de casi todo es otro de los que pregonan la imprescindible unidad del peronismo frente al porvenir, como forma de matar la incertidumbre que se cierne sobre el legado de Juan Perón.
Otros espécimenes del sector, como Ricardo Sidicaro y Silvio Maresca, apuestan por la plena vigencia del peronismo, sin complejos operativos de izquierda o derecha en materia de procedimiento.
Y es verdad, nunca los tuvo ni tendrá.
Eso sí, a esa falta de complejos seguirá agregando su baja densidad de principios republicanos, propia del cesarismo populista, un desprecio por la estricta observancia democrática de los tres poderes, y el odio, soterrado o manifiesto por sus rivales políticos.
En apariencia, la Coalición Cívica de Carrió, Prat Gay, Gil Lavedra, Alfonsín jr, y Estolbizer retrocede en las encuestas que lo situaban detrás de Macri en la Capital, frente al empuje del también "heroico" Pino Solanas y su ideólogo, Claudio Lozano.
Es una mala noticia, al situar esta alternativa liberal varada entre un cerco de votantes que refuerzan este peronismo de muchas caras y una sola entraña.
La circunstancia de país impone de nuevo su regla de juego patológica.
Será así en apariencia, en tanto los demócratas republicanos prosigan su campaña militante y esclarecedora al día siguiente.
Los que sabemos de la imposibilidad regenerativa del peronismo -sean cual fueren sus máscaras- somos optimistas.
La verdad histórica no puede falsearse eternamente en beneficio de mafiosos, logreros y tristes apologetas. Sean escribas, viejos políticos, teóricos del populismo o criaturas circenses de acento profético.
La capacidad asociativa de un pueblo excepcional cuenta a favor del reloj de la Historia.
Derivarla hacia el campo fértil del republicanismo democrático no es imposible, pese a que aún la fuerza de un tenebroso pasado oscurezca el luminoso azul y blanco del cielo patrio.

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