Lo bello es noble, digno y eterno si viaja al corazón del hombre

sábado, 25 de abril de 2009

TRANSGRESORES MACHISTAS Y CORRUPCIONES GEOPOLÍTICAS.

El ex Obispo y actual mandatario guaraní, Fernando Lugo, saludando a su grey de votantes.
En esta triste historia, más propia de las selvas africanas de que las guaraníes, Lugo asoma como padre inconfeso de tres robustas criaturas, concebidas con respectivas compatriotas jóvenes y bellas durante su magisterio, desarrollado en San Pedro.
De momento, el ardiente Lugo resolvió convalidar la que tuvo con la amante más madura, de 39 años.
Las otras dos, que hoy cuentan con respectivos 26 y 27, eran menores cuándo, además de confesarlas y bendecirlas procedía a fecundarlas con gran ímpetu sin importarle las consecuencias.
El caso es típico en la manipulación y las tradiciones vernáculas de este territorio, en el que abundan los hijos ilegítimos y los abusos de género. El atractivo siervo del Señor utilizó el talismán social que le ofrecía su condición, para practicar algo que le estaba expresamente vedado por norma eclesial y ética. Al prescindir del preservativo, tan denostado por el Vaticano, dejó algo más que meros rastros de esperma.
En el reiterado descuido probó además, su desorden emocional y una absoluta falta de responsabilidad.
La capacidad de transgredir empleando el glamur y dispensando la Ostia con torcidas artes en un país católico de tradición jesuítica, no tardó en franquearle otros ámbitos.
Al borde de una carrera política prometedora gracias a la crisis política y la corrupción endémica que no termina de sacudirse Paraguay desde su retorno a la democracia, Lugo colgó los hábitos, entregándose a la cosa pública.
Ya no le hacían falta ni eran factibles para derrotar a sus rivales. Y así, fue ungido para el cargo en medio del fervor popular que supo agenciarse.
Hábil enhebrando conceptos esperanzadores, había ganado, aunque en modo alguno vencido, aquellas plagas que denunció.
Una de las peores radica en la inmoralidad que acreditan los políticos de su tierra, mezclados en tenebrosos negocios. Y de momento, el estigma le da de lleno. El clérigo se valió de su magisterio para saciar el instinto a costa de bellas feligresas, sin medir las consecuencias.
Ahora, si nada ni nadie lo impide, se valdrá de la presidencia para saciar otras premuras. La ambición desmedida por mandar y figurar empleando la demagogia es la que más destaca en su talante.
Que Lula le autorice los atropellos y su aquelarre, no nos sorprende. Paraguay siempre osciló entre los dictados de Buenos Aires o Brasilia.
Fue así desde que la miserable Guerra de la Triple Alianza derivó un país rendido y exhausto, hacia la cosecha de naranjales o el rampante contrabando, regulado por tiranos de uniforme y dientes afilados, asociados al vecindario.
En las últimas décadas el gigantesco vecino carioca tomó una clara delantera sobre el rezagado austral, de modo que si la geopolítica manda por sobre la moral y las buenas costumbres, es lógico que el ex obrero metalúrgico de izquierdas observe al ex clérigo con buenos ojos desde el centro derecha.
Los advenedizos de cualquier color se atraen. Más aún si son complementarios.
Ahora, el guaraní le debe un favor a Lula...
En el transfondo de las conveniencias y los asuntos sucios, sigue imponiéndose el clásico machismo suramericano como patrón a considerar en la estimación global de los procederes.
El perpetrado por el actual morador del Palacio Solano López convalida esa imagen corrupta de la que gozan muchos políticos paraguayos. No son la excepción, sin duda. Pero a tenor de las penosísimas circunstancias que le rodean, el señor Fernando Lugo, bruto y atávico, acaba de refrendar la vieja y podrida tradición, en detrimento de la auténtica democracia y un Estado de derecho que requiere ante todo líderes honestos.


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